El mercado español también ha experimentado un cambio en la oferta. Marcas tradicionales como Renault, Peugeot, Volkswagen o Hyundai han ampliado su catálogo de vehículos eléctricos, mientras que nuevas firmas especializadas, como Tesla o BYD, han ganado presencia. Esta competencia favorece la innovación y ofrece al consumidor una variedad de opciones en diseño, potencia y precio.
No se puede ignorar el papel de las políticas públicas en este crecimiento. Los incentivos fiscales, los planes de ayuda como el MOVES y las restricciones de acceso a zonas urbanas contaminantes han influido en la decisión de muchos conductores. Aunque todavía existen desafíos en cuanto al coste inicial y la disponibilidad de cargadores, las perspectivas son positivas.
En conclusión, España se encuentra en un punto de inflexión. El coche eléctrico ya no es una alternativa lejana, sino una realidad que forma parte del presente de la movilidad. Con el avance de la tecnología y el apoyo institucional, la transición hacia una conducción más limpia y sostenible seguirá consolidándose en los próximos años.
