España cuenta con una amplia red de parques naturales que protegen ecosistemas únicos y especies diversas. Desde los Picos de Europa hasta Doñana, estos espacios representan un patrimonio ambiental invaluable. Su conservación es esencial no solo para la biodiversidad, sino también para la educación, el turismo sostenible y el bienestar social.
Los parques naturales ofrecen refugio a numerosas especies de flora y fauna, muchas de ellas en peligro de extinción. La protección de estos hábitats permite que los ecosistemas mantengan su equilibrio y que las cadenas alimenticias funcionen de manera saludable. Cada parque actúa como un laboratorio natural donde se pueden observar procesos ecológicos intactos.
Además, estos espacios cumplen un papel fundamental en la regulación del clima y del ciclo del agua. Los bosques y humedales absorben carbono y ayudan a prevenir inundaciones y erosión del suelo. La preservación de estos ecosistemas contribuye directamente a mitigar los efectos del cambio climático y a mantener recursos naturales esenciales para la población.