Los bosques representan uno de los ecosistemas más valiosos de España. Su conservación no solo protege la biodiversidad, sino que también regula el clima, conserva el suelo y aporta beneficios sociales y económicos. Desde los pinares de Galicia hasta las encinas del sur, cada bosque tiene características únicas que lo hacen imprescindible para el equilibrio ambiental.
Uno de los aspectos más relevantes es la función de los bosques como reguladores del ciclo del agua. Las raíces de los árboles evitan la erosión del suelo y facilitan la infiltración de agua, lo que ayuda a mantener ríos y acuíferos. Esto tiene un impacto directo en la agricultura, el abastecimiento urbano y la prevención de desastres naturales como inundaciones.
La biodiversidad es otro motivo clave para proteger los bosques. Estos espacios albergan una gran variedad de especies animales y vegetales, muchas de ellas endémicas. La pérdida de hábitat debido a la deforestación amenaza no solo a la flora y fauna locales, sino también al equilibrio ecológico global. Cada especie cumple un papel en la cadena alimentaria y en la salud del ecosistema.