Estar en contacto con la naturaleza tiene efectos positivos sobre el bienestar físico y emocional. Estudios recientes demuestran que pasear por parques, bosques o espacios verdes ayuda a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y aumentar la concentración. La naturaleza actúa como un espacio de descanso para la mente y el cuerpo.
Los espacios naturales también fomentan la actividad física. Senderismo, ciclismo o simplemente caminar al aire libre contribuyen a mantener la salud cardiovascular y muscular. A diferencia de los gimnasios o actividades urbanas, la naturaleza ofrece variedad de terreno, aire fresco y estímulos visuales que hacen que la actividad física sea más agradable y motivadora.
El contacto con la naturaleza mejora la creatividad y la capacidad de resolver problemas. Estar rodeado de vegetación y sonidos naturales ayuda a desconectar de la rutina y a pensar de manera más clara. Por eso, muchos profesionales recomiendan pausas activas al aire libre para favorecer la productividad y reducir la fatiga mental.